El Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) es un conjunto de patologías que afectan el normal desarrollo del feto durante el embarazo, ocasionadas por el consumo de alcohol durante la etapa prenatal, dado que los niveles de alcohol en la sangre de la madre pasan a través del cordón umbilical.
Esta condición afecta el desarrollo físico, mental, cognitivo e intelectual del recién nacido, constituyendo la primera causa prevenible y no genética de retraso mental en el individuo.
Pero no se debería poner toda la presión sobre la mujer embarazada. La responsabilidad debe ser compartida por todos aquellos que forman parte de su entorno, empezando por su pareja.
Los trastornos del espectro alcohólico fetal abarcan una amplia variedad de efectos que además pueden perjudicar a cada menor de diferente manera y pueden ser desde leves hasta graves. Un niño con un TEAF puede tener:
Bajo peso corporal.
Estatura más baja del promedio.
Cabeza de pequeño tamaño.
Características faciales anormales en los casos más graves (por ejemplo, surco menos marcado entre la nariz y el labio superior, denominado filtro o surco subnasal).
Irritabilidad (que puede manifestarse con llanto excesivo e inconsolable).
Problemas de succión y dificultades para dormir.
Problemas de audición y de visión.
Problemas del corazón, los riñones o los huesos.